Todo el mundo viene a Liyue. Ese es el honor de este gran puerto comercial.
Los tesoros más exóticos también llegan hasta aquí junto con los mares de gente.
La punta de la lanza es estrecha y larga como una aguja, con una cuchilla en forma de media luna que se extiende desde la base de la misma.
Esta arma es mucho más destructiva que otras lanzas comunes una vez su portador entiende el concepto de su diseño.
A diferencia de los artistas marciales de Liyue, los de otras tierras son maestros en conseguir la victoria con ingeniosos ataques sorpresa.
Esta arma está diseñada para aprovecharse de errores que pueden resultar fatales. Como una aguja, se desliza entre los espacios de la armadura de un oponente; como el poder de la música y el amor, supera las barreras de las personas.
Se dijo que la diseñadora de la Pica Luna Creciente era capaz de visualizar los defectos que podían resultar fatales para la vida.
Como atraída por un poder místico, la pica volaba desde sus manos hacia los defectos letales de sus oponentes.
“Quizás todo lo que tiene vida espera fervientemente la muerte”,
pensó la diseñadora, que podía ver todo lo mortalmente indefenso en cada ser vivo, pero cuya propia vida no era tan frágil.
Más tarde, encontró la música y, a través de ella, el amor. En el amor, encontró su propio defecto mortal.
Al final, el punzante dolor que le infligía ser consciente de la fragilidad de su vida hizo que la bruja se diera cuenta de algo:
“Los defectos letales nacen del miedo a la muerte. El miedo a la muerte nace del apego a perder tanto objetos como personas”.
“¡Ay! ¡Cuánto me gustaría ver una vez más a ese ladrón imposible de atrapar y asesinar!”
“¡Ay! ¡Cuánto me gustaría escuchar su canción una vez más! Si consigo sobrevivir, juro que le haré un obsequio”.