Una espada larga fabricada con piedra negra, un material muy poco común. Su hoja es tan afilada que puede cortar el oro y quebrantar el jade.
En las noches despejadas de luna llena, a lo largo del centro de la hoja se hace visible un hilo de color carmesí oscuro del largo de una mano extendida.
Parece como si esta tenue luz de color sangre gritara para anunciar la destrucción de la tierra.
Tras la publicación de la «Enciclopedia de prototipos», el artesano Han Wu decidió hacer una revisión del contenido de la obra.
Quería fabricar armas de mejor calidad con piedra negra cristalizada.
Aplicar calor en el molde de una espada de piedra negra ofrecía la posibilidad de moldear su dureza y tenacidad según la temperatura y el agua que se utilizasen para templarlo.
No cabe duda de que ello suponía un gran reto para su forjador, razón de más para que este superase sus propias carencias y traspasara sus límites.
Obsesionado con la forja de espadas, Han Wu se dirigió a la Sima en busca de materiales gracias al contacto de un amigo que tenía en la familia Yun.
Sin embargo, en las minas tuvo lugar un desprendimiento de tierra y todo el equipo de expedición quedó atrapado en ellas durante más de cuatro días.
Todos quedaron enterrados bajo un montón de piedras que ni las herramientas de explotación minera podían apartar.
Al no saber si era de día o de noche y no poder ver ni un atisbo de luz, los miembros del equipo de expedición empezaron a perder la cabeza y a desesperar.
En medio del caos y la desesperación, Han Wu vio entre el hueco de unas rocas la débil luz de un prototipo de espada que había traído consigo...
Gracias al arma, los supervivientes pudieron salir de aquel infierno. En cuanto se pudo ver el mínimo atisbo de luz, la espada se rompió en mil pedazos en las manos de Han Wu.
Las piernas le temblaban tanto que se tuvo que sentar para calmarse. Al cabo de varios meses, volvió a forjar la espada, a la que bautizó bajo el nombre de “Espada del Peñasco Oscuro”, ya que estaba hecha con piedra negra.
Todo el mundo admiraba su belleza, su filo y su tenacidad,
excepto los mineros que quedaron atrapados en aquel horrible accidente, que nunca jamás mencionaron lo que ocurrió en las minas.
En la más profunda oscuridad de las minas, el artesano blandió la espada para golpear la roca con las fuerzas que le quedaban, produciendo un estruendo que salió del suelo.
Quizás los mineros escucharon en aquel sonido el terremoto que sucedería años más tarde.